sábado, 7 de mayo de 2011

La química del amor


En esta nueva senda, intentaremos definir el concepto de amor a través de una mirada científica, a través de la cual nuestro trabajo resulta más objetivo y podemos basarnos en estudios al respecto, para intentar comprender este fenómeno amoroso. En primer lugar pudiésemos partir con una mirada más generalizada, donde pudiésemos entenderlo como un: “proceso bioquímico que se inicia en la corteza cerebral, pasa a las neuronas y de allí al sistema endocrino, dando lugar a respuestas fisiológicas intensas. Es importante mencionar la sustancia misteriosa que según numerosos estudios es la que ha de estar ligada a todo el proceso de “enamoramiento”. Esta es la feniletilamina, la cual Graciela Paula Caldeiro en su página la define como un “compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas, la cual responde a la secreción de la dopamina, la norepinefrina y la oxitocina”. La dopamina es un neurotransmisor que genera los mecanismos de refuerzos del cerebro, o sea, en ella está la capacidad de desear algo y de repetir luego el comportamiento que genera placer. La noreprefina es de la familia de la dopamina y su ausencia se ha anexado constantemente con una disminución del impulso y la desmotivación, y es relacionable con la depresión. Por último la oxitocina es la hormona encargada de las contracciones uterinas en el momento del parto y también es la responsable durante la lactancia de la secreción de leche, pero también se le relaciona como mensajera química del deseo sexual.   Muy interesante resulta la existencia de otras sustancias  que poseen feniletilamina: el chocolate y algunas drogas. Entre las propiedades del chocolate está el producir cierta sensación de bienestar en el organismo. La feniletilamina en el chocolate desencadena en el cerebro un estado de euforia y de bienestar emocional,  lo que generará en nuestro organismo cierto grado de satisfacción, lo cual nos incita a seguir comiéndolo reiteradas veces. Es por lo mismo que cuando las personas se sienten tristes o simplemente descompensadas sienten la necesidad de comer chocolate. Esta sustancia se encuentra también en llamadas drogas de diseño, drogas de síntesis o entactógenos, las cuales son compuestos no adictivos que alteran temporalmente el estado de conciencia de una persona. Estos fármacos son capaces de inducir una experiencia emocional de tal magnitud que suspende las etiquetas e inhibiciones, creando en los individuos una especie de sentimiento difuso de amor y benevolencia, lo que también explicaría en cierta parte, porque las personas recurren a este tipo de drogas, ya sea como medio de escape de la realidad o para experimentar nuevas sensaciones, como lo es en este caso un esbozo de amor. 
Según esta mirada pudiésemos dividir el amor en tres o dos grandes etapas: atracción, apego y en algunos casos el rompimiento. La etapa de atracción ocurre en la primera capa de la corteza cerebral prefrontal, donde se toman las decisiones, decidiendo así si tomamos el riesgo o no. Si se decide comenzar este proceso comienza la segregación de sustancias de componentes parecidos a los de las drogas, los cuales explicarían el por qué del éxtasis de los primeros días en medio del proceso amoroso. Cuando encontramos a la persona indicada se envía una señal al cerebro y nuestro organismo entra en cierto estado de ebullición. Mediante el sistema nervioso el hipotálamo enviará mensajes a las distintas glándulas del cuerpo ordenándole a las glándulas suprarrenales que aumenten la producción de adrenalinda y noradrenalinda. Cuando se inicia todo este proceso en nuestro cuerpo empezamos a mostrar ciertos síntomas, tales como: taquicardia, nos aumenta la presión y la sudoración del cuerpo, nos ruborizamos, se liberan grasas y azúcares para aumentar la producción muscular y aumenta la producción de glóbulos rojos para mejorar el transporte de oxígeno por el torrente sanguíneo. 
Pero ¿dónde se lleva a cabo este proceso de enamoramiento?. Según amplias investigaciones se ha llegado al acuerdo de que con el hemisferio izquierdo es con el cual recibimos las atracciones físicas, por lo cual es a través de este cuando deseamos sexualmente a una persona. Ya en el hemisferio derecho se encuentra lo más afectivo, el amar a la otra persona. En cambio, cuando la relación ya va siendo consolidada, no es la misma área del cerebro la que actúa, sino que ahora se releva la mayor parte de su actividad a los ganglios basales, un área cerebral abundante en vasopresina.
          Otra etapa en el proceso del enamoramiento es el apego. En esta fase tendrá un mayor protagonismo la dopamina, la cual sería la responsable de la adicción que la persona siente al estar en compañía de la otra. Cuando hemos iniciado ya una segunda fase de un amor más sosegado, el organismo con el paso del tiempo va haciéndose más resistente a estas sustancias y todo tipo de éxtasis y locura que había en un comienzo va desapareciendo, dando paso a un equilibrio, es aquí donde el amor se estabiliza y ya se puede hacer un mayor uso de la razón. Es aquí cuando van surgiendo sentimientos de paz, comodidad y seguridad en la compañía del otro. Tras este nuevo período ya de sosiego la cordura y la razón vuelven a irrumpir en nuestras vidas y ya es cuando podemos ir controlando estas variadas emociones, para sí ir acercarnos a algo más duradero. 





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