sábado, 7 de mayo de 2011

Las feromonas y el olfato.

¿Sabías que la nariz juega un rol fundamental en el proceso amoroso, en especial en la etapa de atracción? Según Roberto Cao Vázquez, de la Universidad de La Habana, Cuba,  a través de numerosos estudios ha llegado a la conclusión de que “dos personas se atraen por medio de la vista, el olfato, la voz y el tacto. Cuando observamos a una persona, ésta nos puede parecer o no atractiva lo cual es muy subjetivo, según el mapa mental previamente elaborado en nuestra mente acerca de qué persona sería la ideal para enamorarnos. Roberto estudió aparte el olfato, ya que este incluye la importante función de captar las moléculas como las llamadas feromonas. Según un artículo publicado en el diario Estocolmo, las feromonas son “moléculas biológicas que sirven como forma de comunicación química entre dos animales de la misma especie”. En muchas especies incluyendo la humana esta es la encargada de despertar el impulso sexual. Una feromona es segregada por la piel y se dispersa por el aire, surtiendo efecto así al ser inhaladas. Una característica de esta molécula es ser muy potente y provocar reacciones muy intensas. Poseemos un órgano en la nariz llamado “órgano vomeronasal”, el que se dedica únicamente a detectar feromonas y afectando al hipotálamo muchas veces sin ser notado siquiera por el olfato. Las feromonas actúan siempre que nos relacionamos socialmente con otras personas, estas llegan a forjar parte de la opinión que las personas tienen acerca de nosotros, ya que son parte de nuestra propia identidad. Así una feromona puede transmitir, por ejemplo, confianza, simpatía o atracción sexual.

La química del amor


En esta nueva senda, intentaremos definir el concepto de amor a través de una mirada científica, a través de la cual nuestro trabajo resulta más objetivo y podemos basarnos en estudios al respecto, para intentar comprender este fenómeno amoroso. En primer lugar pudiésemos partir con una mirada más generalizada, donde pudiésemos entenderlo como un: “proceso bioquímico que se inicia en la corteza cerebral, pasa a las neuronas y de allí al sistema endocrino, dando lugar a respuestas fisiológicas intensas. Es importante mencionar la sustancia misteriosa que según numerosos estudios es la que ha de estar ligada a todo el proceso de “enamoramiento”. Esta es la feniletilamina, la cual Graciela Paula Caldeiro en su página la define como un “compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas, la cual responde a la secreción de la dopamina, la norepinefrina y la oxitocina”. La dopamina es un neurotransmisor que genera los mecanismos de refuerzos del cerebro, o sea, en ella está la capacidad de desear algo y de repetir luego el comportamiento que genera placer. La noreprefina es de la familia de la dopamina y su ausencia se ha anexado constantemente con una disminución del impulso y la desmotivación, y es relacionable con la depresión. Por último la oxitocina es la hormona encargada de las contracciones uterinas en el momento del parto y también es la responsable durante la lactancia de la secreción de leche, pero también se le relaciona como mensajera química del deseo sexual.   Muy interesante resulta la existencia de otras sustancias  que poseen feniletilamina: el chocolate y algunas drogas. Entre las propiedades del chocolate está el producir cierta sensación de bienestar en el organismo. La feniletilamina en el chocolate desencadena en el cerebro un estado de euforia y de bienestar emocional,  lo que generará en nuestro organismo cierto grado de satisfacción, lo cual nos incita a seguir comiéndolo reiteradas veces. Es por lo mismo que cuando las personas se sienten tristes o simplemente descompensadas sienten la necesidad de comer chocolate. Esta sustancia se encuentra también en llamadas drogas de diseño, drogas de síntesis o entactógenos, las cuales son compuestos no adictivos que alteran temporalmente el estado de conciencia de una persona. Estos fármacos son capaces de inducir una experiencia emocional de tal magnitud que suspende las etiquetas e inhibiciones, creando en los individuos una especie de sentimiento difuso de amor y benevolencia, lo que también explicaría en cierta parte, porque las personas recurren a este tipo de drogas, ya sea como medio de escape de la realidad o para experimentar nuevas sensaciones, como lo es en este caso un esbozo de amor. 
Según esta mirada pudiésemos dividir el amor en tres o dos grandes etapas: atracción, apego y en algunos casos el rompimiento. La etapa de atracción ocurre en la primera capa de la corteza cerebral prefrontal, donde se toman las decisiones, decidiendo así si tomamos el riesgo o no. Si se decide comenzar este proceso comienza la segregación de sustancias de componentes parecidos a los de las drogas, los cuales explicarían el por qué del éxtasis de los primeros días en medio del proceso amoroso. Cuando encontramos a la persona indicada se envía una señal al cerebro y nuestro organismo entra en cierto estado de ebullición. Mediante el sistema nervioso el hipotálamo enviará mensajes a las distintas glándulas del cuerpo ordenándole a las glándulas suprarrenales que aumenten la producción de adrenalinda y noradrenalinda. Cuando se inicia todo este proceso en nuestro cuerpo empezamos a mostrar ciertos síntomas, tales como: taquicardia, nos aumenta la presión y la sudoración del cuerpo, nos ruborizamos, se liberan grasas y azúcares para aumentar la producción muscular y aumenta la producción de glóbulos rojos para mejorar el transporte de oxígeno por el torrente sanguíneo. 
Pero ¿dónde se lleva a cabo este proceso de enamoramiento?. Según amplias investigaciones se ha llegado al acuerdo de que con el hemisferio izquierdo es con el cual recibimos las atracciones físicas, por lo cual es a través de este cuando deseamos sexualmente a una persona. Ya en el hemisferio derecho se encuentra lo más afectivo, el amar a la otra persona. En cambio, cuando la relación ya va siendo consolidada, no es la misma área del cerebro la que actúa, sino que ahora se releva la mayor parte de su actividad a los ganglios basales, un área cerebral abundante en vasopresina.
          Otra etapa en el proceso del enamoramiento es el apego. En esta fase tendrá un mayor protagonismo la dopamina, la cual sería la responsable de la adicción que la persona siente al estar en compañía de la otra. Cuando hemos iniciado ya una segunda fase de un amor más sosegado, el organismo con el paso del tiempo va haciéndose más resistente a estas sustancias y todo tipo de éxtasis y locura que había en un comienzo va desapareciendo, dando paso a un equilibrio, es aquí donde el amor se estabiliza y ya se puede hacer un mayor uso de la razón. Es aquí cuando van surgiendo sentimientos de paz, comodidad y seguridad en la compañía del otro. Tras este nuevo período ya de sosiego la cordura y la razón vuelven a irrumpir en nuestras vidas y ya es cuando podemos ir controlando estas variadas emociones, para sí ir acercarnos a algo más duradero. 





¿Qué otras miradas existen acerca el concepto amor?

Para tener distintas opiniones y para contar con una mayor polifonía de voces con respecto el amor,  es necesario buscar otras miradas que versen acerca den tres grandes perspectivas de donde abarcar este complejo "sentimiento" o más bien "estado" en el que se ve afectado el hombre. Para esta labor nos encontramos con la mirada filosófica y con la mirada religiosa.
Con respecto a la atractiva mirada filosófica, podríamos definir el amor según Friedrich Nietzsche en su libro Aforismos escrito en 1870, el amor sería “un desbordamiento hacia lo ilimitado, es decir, como humanos que somos siempre estamos intentando abarcar un bien en su totalidad, pero el amor es un concepto tan amplio en sí que podríamos considerarlo como inabarcable, ilimitado. Además Nietzsche establece que “lo que se hace por amor se hace también más allá del bien y del mal”, o sea podríamos dejar de lado mientras nos encontramos absortos en este complejo sentimiento la razón de lado, ya que no podemos discernir completamente lo bueno de lo malo. También el autor expone que cuando amamos juntamos todas las mejores propiedades de las cosas más maravillosas y perfectas que consideramos en el mundo, y como estas son similares con el objeto es considerado como esa cosa maravillosa, ese algo perfecto. Según Erich Fromm, en su libro El arte de amar, se nos expone que el amor como arte que es requiere de todo nuestro esfuerzo y tiempo para poder perfeccionarlo, a lo largo de todo su libro nos expondrá que lo importante no es el objeto de nuestro amor, sino el amor en sí, para poder embaucarnos en este hermoso pero muy difícil arte del amor debemos estar conscientes que el amor va más allá de nuestros propios intereses, ya que nuestra felicidad comienza cuando es feliz el otro. También nos plantea otro importantísimo concepto: el conocimiento. El conocimiento y el amor van ligados entre sí, ya que el amor es libre, por lo cual nosotros elegimos a alguien que nos haga desear de su compañía y su bien y a su vez a ese alguien debemos conocerlo en sus distintos matices para llegar a amarlo. Pudiese considerársele como un proceso de maduración, que sucede al encontrarnos con alguien que nos ayuda crecer. Pudiésemos, a partir de lo expuesto por estos dos grandes filósofos, establecer como un amor inteligente, aquel que decide integrar en la misma operación ambas esferas psicológicas: sentimientos y razones dándose luz recíprocamente y no primando ninguna sobre la otra. Cuando el amor no va ligado a la razón, pudiésemos considerarle como un “querer mundano”, ya que este es el modo de trascendencia del ser humano se da a través de este fuerte lazo. La razón es la que nos faculta para pensar y ésta característica esencial es la que nos diferencia con respecto de los otros animales: nuestra capacidad de razonar. Si sólo caemos en un amor que involucre los cinco sentidos, estamos dejando primar el instinto por sobre la razón, o si en cambio,  sólo se considerase la razón estaríamos perdiendo nuestra propia esencia humana, es decir, nuestra capacidad inherente de expresar sentimientos, eso sí esto siempre  debiese ser bajo un margen de mesura y cordura. A partir de lo que se puede concluir que ambas esferas están profundamente ligadas y debiesen estar coordinadas entre sí.


Mirando el amor desde una segunda perspectiva la cual sería la religiosa escogeremos la religión católica para intentar dar la connotación que ven sus creyentes en cuanto a este complejo sentimiento. Es importante especificar que el amor de pareja en esta religión es entre personas de distinto sexo, dejando de lado así a una minoría que con el transcurrir del tiempo ha tomado mayor importancia: la homosexual. Dejando de lado esta aclaración resulta necesario hacer hincapié a un tema muy trascendental en esta mirada: el matrimonio, el según el catecismo de la iglesia católica, podría definirse como la “unión entre un hombre y una mujer ante  Dios”, estableciendo también que el matrimonio no es una institución puramente humana, a través de este se estarían haciendo dos lazos igual de fuertes: en primer lugar nos encontramos con el lazo terrenal, entre hombre y mujer, luego tenemos la unión, el compromiso de estos dos con dios, que sería el lazo que trasciende, que supera los límites de lo terrenal. El único obstáculo establecido entre un hombre y una mujer para romper este fuerte lazo, es la muerte, la única capaz de separarlos. Según el Papa Benedicto XVI en la Encíclica Caritas in Veritate hecha el 29 de Junio del 2009, se establece que “hay que tener en consideración el bien común. Amar es querer el bien común y trabajar eficazmente por él”, por lo que podemos entender que el amor es algo que se puede perfeccionar, en la medida en la que ponemos en él esfuerzo y trabajo.